Hay algo que se repite cada mes en los despachos laboralistas de Tenerife: trabajadores que llegan confundidos porque su empresa les debe días de vacaciones y no saben si tienen derecho a reclamarlos. Muchos incluso lo descubren demasiado tarde, cuando ya han firmado el finiquito sin darse cuenta de que faltaban esos días.
El problema no es solo el dinero —aunque en ocasiones la cifra no es menor—, sino la sensación de haber perdido un derecho que te correspondía. Por eso merece la pena entender bien cómo funciona este tema, sobre todo en un contexto en el que la legislación laboral cambia y los plazos pueden jugar en tu contra.
Las vacaciones no son un beneficio que “da” la empresa, sino un derecho reconocido por ley. El Estatuto de los Trabajadores lo deja claro: cada persona tiene derecho a 30 días naturales de vacaciones por año trabajado, y esas vacaciones deben disfrutarse dentro del año natural. No obstante, la vida laboral no siempre encaja con el calendario ideal.
Hay empleados que han estado de baja por enfermedad o por accidente laboral y, al reincorporarse, descubren que el año ha terminado sin haber podido descansar. Otros son despedidos de forma imprevista o ven cómo su contrato termina justo antes de coger vacaciones. Y también están los casos en los que la empresa, por motivos organizativos, va aplazando las vacaciones “para más adelante”… hasta que ese “más adelante” nunca llega.
En cualquiera de esas situaciones, el trabajador tiene derecho a que esas vacaciones no disfrutadas se transformen en una compensación económica. Y no es un favor: es una obligación legal.
Una de las trampas más frecuentes ocurre al final de la relación laboral. El trabajador recibe su finiquito, lo firma sin leerlo con detalle (porque el ambiente suele ser tenso o simplemente quiere cerrar la etapa cuanto antes), y días después se da cuenta de que faltan los días de vacaciones.
La empresa debería incluir ese importe proporcional en el cálculo del finiquito, pero no siempre lo hace. Y si el trabajador no lo detecta, puede parecer que acepta las condiciones sin reclamar.
Sin embargo, firmar el finiquito no significa renunciar a tus derechos. Siempre que se pueda demostrar que existen vacaciones pendientes, es posible reclamar su pago incluso después de haber firmado.
El plazo para hacerlo es de un año desde la finalización del contrato. Pasado ese tiempo, el derecho prescribe. Por eso es tan importante actuar pronto y, sobre todo, guardar toda la documentación: nóminas, correos donde se solicitaron vacaciones, calendario laboral, etc.
En nuestro despacho en Tenerife vemos tres tipos de casos con bastante frecuencia:
Trabajadores que han estado de baja médica larga y no pudieron disfrutar sus vacaciones.
Empleados despedidos sin preaviso que no saben que les deben días pendientes.
Empresas que acumulan vacaciones de varios años “por necesidades del servicio” y luego se niegan a compensarlas.
En todos ellos, el patrón es el mismo: el trabajador piensa que no puede hacer nada, pero en realidad la ley está de su parte.
Por ejemplo, una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea reconoció que si un trabajador no ha podido disfrutar sus vacaciones por estar enfermo, puede hacerlo al reincorporarse incluso aunque haya terminado el año natural. Y si el contrato termina antes, debe cobrarlas en metálico.
Esto es especialmente importante en Canarias, donde hay muchos sectores con alta rotación y temporalidad: hostelería, comercio, atención al público… ámbitos en los que los contratos suelen durar pocos meses y los finiquitos se firman rápido.
Un simple descuido puede suponer perder varios días de salario.
Aunque cada empresa puede tener un convenio distinto, el cálculo es sencillo:
si tienes derecho a 30 días naturales de vacaciones por año, eso equivale a 2,5 días por cada mes trabajado. Si has trabajado seis meses, te corresponden 15 días.
La empresa debe pagarte esos días como si los hubieras trabajado, incluyendo salario base y complementos habituales (antigüedad, pluses, etc.). Por eso, no basta con calcular el salario base: hay que revisar qué conceptos se incluyen habitualmente en tus nóminas.
Una diferencia de pocos euros por día puede suponer una cantidad considerable si hablamos de varios periodos acumulados.
Lo primero es intentar una reclamación amistosa y por escrito. Muchas veces la empresa corrige el error sin necesidad de ir más lejos. Pero si no lo hace, el siguiente paso es presentar una papeleta de conciliación ante el SEMAC (Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación) de Tenerife.
Es un trámite gratuito y obligatorio antes de acudir a juicio. En la mayoría de los casos, si el trabajador acude con la documentación clara y bien asesorado, el conflicto se resuelve en esa fase. Si no hay acuerdo, entonces sí se presenta una demanda ante el Juzgado de lo Social.
Contar con un abogado laboralista en Tenerife es clave para preparar bien el caso. Muchas empresas confían en que el trabajador no se atreverá a reclamar por “unos pocos días”, pero esas pequeñas cantidades, sumadas, marcan la diferencia. Además, cuando un juez detecta que la empresa ha actuado con mala fe, puede imponer intereses o recargos adicionales.
Uno de los mayores errores culturales en el entorno laboral español —y especialmente en las pequeñas empresas— es tratar las vacaciones como si fueran un “regalo” o un “detalle” del empresario hacia el trabajador.
Nada más lejos de la realidad. El descanso no solo es un derecho legal, sino una necesidad fisiológica y psicológica. Por eso está protegido incluso por normas europeas.
La ley lo concibe como una medida de salud y seguridad, no como una simple recompensa. Y, en ese sentido, no disfrutar de las vacaciones es una forma de precariedad laboral.
Un trabajador cansado, agotado o con miedo a reclamar sus días de descanso no rinde igual, y a la larga eso también perjudica a la empresa.
Por eso, en Álamo y Antúnez Abogados, siempre insistimos en que este tipo de reclamaciones no son solo una cuestión económica, sino una forma de defender la dignidad en el trabajo.
Si vives o trabajas en Tenerife y crees que tu empresa te debe vacaciones no disfrutadas, no lo dejes pasar. Cada día cuenta. Revisa tus nóminas, tu contrato y tu calendario laboral, y busca asesoramiento antes de que prescriba el plazo.
Reclamar lo que te corresponde no es un acto de confrontación, sino de justicia.
Porque las vacaciones no son un lujo: son un derecho que garantiza que el trabajo y la vida sigan en equilibrio.
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